Es muy importante que las familias establezcan unas normas y límites a los niños y las niñas para poder organizar el día a día con cierta coherencia, orden y especialmente para ofrecerles unos referentes claros y estables que les ayuden a sentirse seguros y seguras consigo mismos y con lo que hacen.
A veces se pregunta si son buenos o malos los castigos y las recompensas para intentar cambiar el comportamiento de los hijos e hijas cuando este se sale, de un comportamiento esperado. Generalmente los expertos puntualizan una y otra vez como las recompensas son más efectivas que los castigos, es decir, es más eficaz esperar a que el niño y/o la niña se comporte como se espera y felicitarle en ese momento por ello, que cada vez que se comporte mal, castigarle quitándole privilegios o retirándole a otro lugar (según la edad que tenga).
Por ello una de las tareas principales de padres, madres, tutores... es conocer de antemano qué necesidades tienen sus hijos e hijas dependiendo de la edad y así poder establecer unas normas y unos límites claros que se puedan cumplir según las características de cada niño y según las circunstancias que les rodeen.
Por último hay que recordad que decir no de una forma razonada, brevemente y según la edad, ayuda a la comprensión de las normas. Es preferible utilizar un "no" en el momento preciso que dejar pasar las cosas y acabar luego con mal humor y riñendo a destiempo y sin medida. Enseñarles lo que deben hacer y cómo hacerlo también son formas de decirles "no" pero de una manera positiva. De este modo el niño se siente orientado y no tan coartado ya que el "no" no excluye la aprobación. Los límites han de seguir criterios educativos y no responder a nuestro miedo o comodidad. A los niños les gusta sentirse elogiados y reforzados, y de la misma manera que se les riñe cuando hacen algo mal, hay que felicitarles cuando hacen las cosas bien.
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