"La educación es la preparación a la vida completa."(Spences)

Los castigos



El castigo es una retirada de un privilegio o situación agradable de la que el niño disfrutaba. Solo se debe utilizar en situaciones en las que las conductas sean especialmente perjudiciales para los demás o para uno mismo, debe ser inmediato, dejándole claro a la criatura que el castigo se produce como consecuencia de su acción o conducta. No se debe abusar de esa técnica ya que puede provocar en el niño inseguridad y mal concepto de sí mismo. Existen varios tipos de castigos clasificados según su naturaleza y la edad de la criatura:



- Según la naturaleza del castigo podemos distinguir:
  • Castigo físico: En el pensamiento actual está ampliamente desacreditado, y la educación se opone a su uso. Razones en contra del uso frecuente del castigo son que alivia los sentimientos de culpa del niño que lo recibe y lo insensibiliza. El peligro del castigo físico está en la frecuencia. Enseñar al niño en qué momentos y circunstancias el adulto pierde la calma es una buena medida para evitar que suceda. Sin embargo, no hay razón para sentirnos culpables por un pequeño cachete (aunque el educador no debe proporcionárselo) pero debemos evitar que sea en público para que el niño no se sienta humillado. También debemos ser coherentes y no mimar al niño a continuación. Pasado un rato le explicaremos por qué lo hemos hecho.
  • Castigo verbal: La riña es una de las formas más usuales para dirigirse al niño. Con ella se muestra el enfado por su conducta. Otra manera de enfrentarse a los problemas es hacer uso de la censura, referida a aspectos parciales de la conducta del niño y que tengan relación con aquello que tenemos que volver a considerar. Mediante la censura se busca el disgusto personal, pero es muy importante que despierte sentimientos moderados de culpa.
  • Retirada del afecto: El "no te quiero" puede plantear problemas para el niño menor de 5 a 6 años si se usa con frecuencia. A edades tempranas se asocia con facilidad al rechazo con el miedo de ser abandonado. Se activa la angustia de separación.

- Según la edad del niño podemos distinguir:
De 0 a 2 años
                A un/una niño/a de 2 años que ha estado pegando, mordiendo o tirando la comida al suelo:
Ø  Se le debería explicar por qué es inaceptable su comportamiento.
Ø  Llevarle a otro espacio (“tiempo fuera”), y dejarle allí un par de minutos para que se calme (más tiempo no es recomendable con niños tan pequeños).
Ø  Asegurarse de ser un buen ejemplo para ellos.
De 3 a 5 años
                A medida que los niños van creciendo y empiezan a entender la relación entre las acciones y sus consecuencias conviene informarle sobre las normas. Por ejemplo, cuando utilice las ceras de colores para “decorar” la pared del aula:
Ø  Explicarle por qué no está permitido pintar en las paredes y qué sucederá si lo vuelve a hacer.
Ø  Decirle que si vuelve a pintar tendrá que ayudar a limpiarlo y que no podrá utilizar las ceras de colores durante el resto del día.
Ø  No hay que olvidar recompensarle la buena conducta, es decir, para este caso, cuando pinte en el papel.
Ø  El “tiempo fuera” también es útil en esta edad.
Ø  Se debe indicar a los niños no sólo lo que no se puede hacer, sino lo que es correcto.
De 6 a 8 años
Ø  Se puede utilizar el “tiempo fuera”.
Ø  Informarle de las consecuencias de su mala conducta.
Ø  Cumplir la palabra a la hora de llevar a cabo un castigo, ya que debe saber que los educadores cumplen lo que dicen.
Ø  Por ello, se deben evitar castigos imposibles o poco realistas (por ejemplo: “¡vuelve a hablar  y jamás volverás a salir al patio!”).
De 9 a 12 años
Ø  Hay que enseñarles a asumir las consecuencias de su comportamiento. Por ejemplo, si su hijo/a de 11 años se va a dormir sin haber hecho los deberes ¿debería prohibirle acostarse hasta que los acabe o ayudarle a acabarlos? Probablemente, no, ya que estaría desperdiciando una oportunidad para enseñarle las consecuencias de su comportamiento. Si no acaba los deberes, tendrá que ir a la escuela al día siguiente sin haberlos hecho y cargar con las consecuencias de que le pongan una mala nota.
A partir de 13 años
Ø  Un adolescente necesita que le pongan límites sobre los deberes, la visita de los amigos, la hora de volver a casa por las noches y las citas. Estos límites deben ser explicados claramente y con suficiente antelación para que no haya malentendidos.
Ø  Se les debe permitir, también, cierto grado de control sobre su vida (ropa, peinado, qué poner en la habitación, etc.). Con la edad se irá modificando el grado de control que se le ofrece.
Ø  También es importante centrarse en lo positivo, por ejemplo, se puede retrasar la hora para volver a casa por las noches cuando el adolescente ha cumplido durante un tiempo los límites puestos, en vez de adelantársela como castigo por un comportamiento irresponsable.

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